Mi pie después de la fractura (N°50)
Un pequeño huesito que se fracturó al doblarse mi pie al pisar el borde en desnivel de una tapa de la canalización y resbalar, cambio mi percepción de lo que significa poder desplazarse de un lugar a otro sin ni siquiera pensar en el servicio que prestan a cada persona sus pies.
Mi fractura no fue gran cosa y de hecho no tuve que someterme a ninguna operación quirúrgica, por que de acuerdo a la radiografía y a los médicos del hospital, no estaba dislocado el hueso y me enviaron a casa a permanecer sin utilizar el pie durante 6 semanas, mientras tanto usaba un botín de tela con una media inflada para mantener bien fijo el pie.
Desde el comienzo, tuve la impresión que era algo pequeño y que pronto pasaría todo.
Mas no ha sido así, mi pie fracturado, desde el primer día me ha ocasionado dolor, inicialmente, pensé que era lo normal en estos casos, luego que el pie estaba muy débil por falta de uso, realice una terapia tradicional y poco a poco fui retomando mis rutinas diarias, tratando de no darle mucha atención a ese dolor de pie que estaba presente de una manera permanente.
Pasaron los meses y luego de mas o menos un año y medio, mi pie me dolía ya de una manera tan intensa que era mucho mas que insoportable, no podía caminar dos pasos sin sentir unos fuertes aguijones, o de un hormigueo mezclado con la sensación como de caminar sobre cuchillos, mi talón era como el infierno y el resto del pie estaba hinchado y adolorido, además sentía el dolor muy intenso localizado en el lado interno bajo mi tobillo y que sube hasta la mitad de la pantorrilla, mas el borde exterior del pie hasta el dedo pequeño. En resumen, era un dolor muy penetrante, hondo al punto que llegue a creer que mi fractura se había abierto o algo muy grave pasaba dentro de mi pie, por lo cual busque ayuda en las urgencias en el hospital.
Después de esta primera crisis de dolor desesperante, por prescripción medica, tome medicamento contra el dolor y la inflamación combinado con terapia de ultrasonido, lentamente, mi pie se tranquilizo un poco, pero no podía vivir una jornada completa sin sentir dolor extremo, en el día y/o la noche.
Un par de meses después, tuve otra recaída, peor que la que acabo de describir, al punto que no podía moverme ni un paso sin experimentar un dolor muy insoportable generalizado por casi todas partes del pie, sobre todo en el talón, en la base de los dedos y a los dos lados del pie. En la noche con mucha mas frecuencia me despertaba un dolor de cuchillos, aguijones y un hormigueo que penetraban en la planta del pie, para mi algo totalmente incomprensible, es un dolor tan intenso y diferente a todo el que haya sentido en mi vida! Resumiendo era una tortura, tener ese pie…
Afortunadamente, he podido recibir la terapia ordenada por mi medico especialista del pie en el “Centro de educación sensitiva”, y mis dolores extremos se han ido calmando poco a poco, esta terapia requirió de mi parte en casa de una dedicación intensa y disciplinada para realizar los ejercicios.
Poco a poco el dolor insoportable desapareció y ha dado paso a un dolor constante, variable pero llevadero. Mi pie y la pierna en todo caso los siento muy cansados siempre.
El medicamento que me prescribió también mi medico Ortopedista me ayuda a pasar la noche sin interrupción y por consecuencia, tener la fuerza para comenzar el día con la energía necesaria.
Mi vida diaria hoy día, esta acompañada de dolor de pie al que me he acostumbrado y la manejo sabiendo que el estar de pie, caminar y mucho menos tener el placer de bailar, por mas de mas o menos 1 hora hace que tenga que tomar medicamentos para el dolor para continuar mi vida normalmente.
Mi situación esta bajo control, en este momento sigo además una fisioterapia para fortificar los músculos que se han debilitado durante todo este tiempo del después del accidente. Tengo el gran deseo de volver a caminar sin acordarme que tengo pies.
A. T.